Los elogios dan frutos con el tiempo. Aquí te decimos como acumular créditos hoy para cambiarlos por dinero en efectivo mañana.
El empleado inteligente da 100% del crédito a su jefe.
Estás en una junta y todos llegan con nuevas ideas para presentarlas al Gran Jefe. Entras a los Servicios Higiénicos y allí esta Walter, el presumido Walter, a quien le gusta tener su flamante taza de café y compite contigo por el próximo ascenso. Cada quien ocupa su lugar y el futuro del país se encuentra en sus manos. Después de un momento, se dan cuenta que es necesario que se digan algo mientras se suben la bragueta.
“Sabes”, le dices, mientras observas fijamente los azulejos que están frente a ti, “lo que en verdad tenemos que hacer es cambiar toda la operación de producción de producción al extranjero.”
“Perdón” responde Walter.
De regreso en la sala de juntas, por fin llega el Gran Jefe y pregunta sobre el progreso de sus trabajos. Hay una breve pausa mientras todos arreglan sus cosas y se preguntan como lanzarse al ruedo.
“Bueno”, dice Walter. “Yo tengo una idea.”
“Dime”, exclama el Gran Jefe.
“Lo que en verdad tenemos que hacer es cambiar toda la operación de producción de producción al extranjero.”
“mmm”, murmura el Gran Jefe.
“Interesante”, añade.
“Oigan”, comenta Walter. “De vez en cuando tengo buenas ideas.”
Y Dios baja del cielo y lo aniquila. En ocasiones, las cosas no funcionan tan rápido como tú o como yo quisieramos.
Desde luego, nadie cambia algo al extranjero, pero Walter se dio a conocer como lo que llamamos “un ladrón de gloria”. Existen dos tipos de ladrones como este. El primero reclama el crédito por las acciones que hacen otras personas. La buena noticia es que, con el tiempo, todos se dan cuenta de quienes son y se ganan lo que merecen.
El segundo tipo de ladrón simplemente trata de mejorar las cosas por las que recibe un crédito legítimo y no es tan malo. Lo sé porque soy uno de ellos. Y tú también lo eres; ¿Quién no? Todos trabajamos y somos esclavos. Todos tratamos de seguir en la jugada. La mayor parte de las veces lo hacemos en equipo, y en los equipos no hay un Yo. Pero sí hay un gran Yo en tu interior y esa criatura hambrienta necesita un reconocimiento en algún momento, ¿verdad? ¿Y cómo lo consigues sin convertirte en un ser tan nefasto como el Walter ese?
A continuación, te presentamos cinco métodos probados que te ayudarán a alardear en el trabajo de la mejor manera y sin efectos secundarios desagradables.
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